¿Es Valdequemao el mejor vino del mundo?

Basta poner en el buscador de Google “El mejor vino del mundo” y darse de bruces con algo más de  26.400.000 de resultados de la búsqueda: “Los 10 mejores…” “Los 100 mejores…” “El mejor…” y “los 365 fantásticos…”  una pedrea de premios, medallas y puntos; La cuantificación numeral subjetiva, en el que según la cual, algunos prescriptores avezados tienen la capacidad de discriminar entre un 90, un 90+, y un 91… Y cuyo valor no es absoluto, sino que depende del quién los otorga, pues no son los mismo los 95 puntos de Parker, Tanzer, Robinson, Peñin o Proensa.

 

Unos ranking y valoraciones eclécticas, que ante la ausencia de un algoritmo capaz de procesarlos y arrojar una sentencia firme del tipo: El Mejor vino del mundo mundial es Pruno (puntuación: 90,167) seguido de Tres Picos (puntuación: 90,161). Nos situamos frente a tal vorágine informativa tratando de desenmarañar algún mensaje oculto, cuan Russell Crowe en Una Mente Maravillosa: “Gran Reserva 904 mejor…”,  “Pruno 2015 ha sido…”, “Tres vinos españoles entre…”, “Gran Oro en el concurso…”,…

El recurso gráfico nunca falla en estos casos, el cual nos arroja una visión global del encriptado asunto de las puntuaciones, en el que tomamos como ejemplo una única guía (Wine Spectator) y sus valoraciones durante cinco ediciones, y del que extraemos que concedió 90 puntos a unos 5.000 vinos, 91 puntos a casi 2.500 vinos, y 93 puntos a algo más de 1.000 vinos. ¿Cuál de esos 8.500 vinos es el mejor del mundo?, ¿el de mejor precio?, ¿el de más puntos?,…

 

No hemos de perder el sentido (y no solo el del gusto) a la hora de enfrentarnos a un vino. Un vino es mucho más que un estándar en un ranking. Un vino es un paisaje, un suelo, un varietal, unas faenas en el campo, unas costumbres populares, un trabajo de bodega… Cada vino tiene su propia historia escenificada por cada elaborador. ¿De veras crees que es posible cuantificar ese estímulo?, seguro que no.  Si me preguntas cuál es para mí el mejor vino que haya probado en mi vida, podría decirte que un extinto Valdequemao Chadonnay 2007, una Manzanilla Sacristía AB de mi buen amigo Antonio Barbadillo, a un Sketch 2011 de Raúl Pérez, pasando por un Mauro 1984, hasta un Viejo Albújar 2009 de cosecha propia, pues no sólo es lo que encontré en el vino, sino en el momento que lo encontré.

 

Disfruto como pocos con una copa de Vega Sicilia, Pingus, Ánsar Real y 25-GF, pero también lo hice en su momento con una copa de Borsao Joven, Veranza, Varales o Muy Fina de Barbadillo. He disfrutado, y disfruto, con la frescura de nuestro Macabeo y la calidez de un Juan Gil, el exotismo varietal de nuestras vecinas Bodegas Habla y la concentración de Thermantia, la salinidad de Maruja y la sutileza de Finca Dofi… A fin de cuentas, disfruto descubriendo vinos.

— Sabido esto, ¿sabes cuál es el mejor vino del mundo? Creo que va a ser este que estoy descorchando ahora mismo…

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1 comentario en “¿Es Valdequemao el mejor vino del mundo?”

  1. El mejor vino del mundo es el que está por descubrir, el próximo por descorchar, el que asocias a una vivencia o celebración especial, el que tomas con la gente que quieres, el que, una parte de él, nace de tu propio esfuerzo y trabajo y lleva parte de tu corazón y de tu alma. Entonces, ¿por qué no puede ser Valdequemao joven el mejor vino del mundo?

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