En un mundo donde la modernidad y la industrialización han transformado rápidamente nuestra forma de vida, es vital reconocer y valorar los beneficios de nuestra agricultura tradicional. Más allá de su importancia económica, esta forma de cultivar la tierra es un verdadero salvavidas para nuestro medio ambiente y un protector incansable de nuestros hábitats naturales.
La agricultura, y en particular la viticultura, desempeñan un papel fundamental en la protección del medio ambiente. En Extremadura, contamos con aproximadamente 80.000 hectáreas dedicadas al cultivo de la vid, lo que representa, con un promedio de 1.000 plantas por hectáreas, un total de 80.000.000 de plantas. Si a estas sumamos las 230.000 hectáreas de olivar, su extensión triplica la superficie arbolada del Parque Natural de Doñana y Monfragüe. La cual, no solo representa una fuente de riqueza económica y social, sino que, salvado la distancia con estas dos Reservas Naturales, también juega un papel importante en la conservación del medio ambiente y la biodiversidad. Los viñedos y olivares, con su vegetación exuberante y diversa, se convierten en un hábitat propicio para diversas especies de insectos, reptiles, aves y mamíferos.
La búsqueda de vinos de calidad pasa por una agricultura sostenible y unas prácticas respetuosas con el medio ambiente. La viticultura en Extremadura se beneficia de un clima benigno que protege de daños meteorológicos como heladas tardía y lluvias durante la maduración, siendo menos propenso a sufrir severas enfermedades fúngicas. Gracias a estas condiciones favorables, la viticultura en la región ha evitado el uso indiscriminado de fungicidas sintéticos y sistémicos. Además, cada vez es más común el empleo de prácticas sostenibles y un manejo racional de nuestros suelos, como el uso de cubiertas vegetales y nutrientes orgánicos. Estas medidas contribuyen a mantener la salud y la biodiversidad de este hábitat vitícola, proporcionando refugio y alimento a la fauna local.
En conclusión, la agricultura en general, y la viticultura en particular, desempeñan un papel vital en la conservación del medio ambiente. La elaboración de vinos de calidad exige de prácticas sostenibles que promueven la conservación de suelos, la biodiversidad y la protección de especies animales. Es importante seguir avanzando en la implementación de técnicas respetuosas con el medio ambiente para garantizar un equilibrio adecuado entre la producción agrícola y la conservación del entorno natural.
«Independientemente de lo urbanizada que sea nuestra vida, nuestros cuerpos dependen de la agricultura; somos hijos de la Tierra y a ella regresaremos, de tal manera que nuestra existencia se entrelaza con la agricultura tanto como se entrelaza con nuestra propia carne.»